¡Ah! La primavera…
Profesor Evaristo Velasco Álvarez.
Marzo y la llegada de la primavera nos recuerda que en la vida todo tiene un inicio y un final y que no siempre es lo que nosotros quisiéramos que fuera. Llegan nuevos hijos y se van familiares que por su edad, por un accidente o por falta de salud, acaban sus días y se reintegran al orden universal de la renovación, del retorno al polvo de donde provenimos y de reencontrarse con un pasado de luz que se proyecta en un futuro vibrante y hermoso.
Y pasamos momentos difíciles de frío y de destrucción en muchos lugares de la patria, donde los hermanos mexicanos estuvimos de luto y duelo, pero también hemos tenido días de fantástico colorido con lunas muy bellas que en muchos años no se volverán a ver, así como noches de firmamento estrellado en donde pudimos apreciar las estrellas y las constelaciones.
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Y todo en la vida es así, empezar y terminar, iniciar y acabar, subidas y bajadas, idas y venidas, crecimiento y decrecimiento, luz y sombra y hasta oscuridad; y en medio de todo eso la grandeza de la creación, donde los hombres y las mujeres de mi patria y de todo el orbe, nos fortalecemos en amistad y en alegría; en convivencia familiar y en la fortuna de encontrar que somos parte de la gran creación universal.
Marzo, en esta ocasión, es el momento en que la luna llena (primer plenilunio de la primavera), nos recuerda que el inicio de la vida es sí, en ocasiones doloroso y difícil, pero siempre será la oportunidad de hacer nuestras tareas con mejor dedicación, con más interés, con el pensamiento cada día más claro de que o lo hacemos por amor a toda la humanidad, o nos quedaremos solos.
Y nuevamente los árboles se llenan de hojas nuevas, de retoños, de floración; y los campos se tornan floridos y de colores maravillosos, y las aves enamoran el paisaje y el entorno con sus trinos y sus arrumacos para el apareamiento que traerá nuevos miembros a sus familias. Y la vida se renueva y las esperanzas se reavivan y los humanos nos fortalecemos en nuestras creencias, en nuestros ideales, en nuestra comunión espiritual.
Ojalá y quienes administran nuestro país también se renovaran en la honestidad, en la tolerancia, en la entrega a su trabajo (por el que les pagamos muy bien), a su compromiso de hacer de su tarea una forma de agradecer al pueblo por los beneficios económicos y de elevación de espíritu han recibido, gracias a la voluntad popular de elegirlos.
Desde aquí hago votos sinceros porque el amor a la humanidad se haga presente en las actividades que todos desarrollemos, para beneficio de todos. Así estaremos haciendo ¡Que viva México!
velasco_alvarez@yahoo.com
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